LA SERPENTINA.
por: Guillermo Aguirre.
Con más de 10 mil casas destruidas, una superficie superior a las 11 mil hectáreas quemadas y arriba de las 130 mil personas evacuadas, el incendio en los Ángeles, debe dejarnos lecciones a los nayaritas.
Desde que inició el destructivo e infernal incendio que azota a algunas áreas de Los Ángeles, California, he seguido su desarrollo, porque recuerdo la tristeza que nos embargó a los nayaritas cuando se han iniciado los incendios en el cerro de San Juan, en donde todos lamentamos la quema de flora.
Bueno, pero regresando al infernal momento que viven los californianos, y su historia, lo primero fue que de forma muy sorpresiva inició el incendio y un factor, me parece que fue el primero que mencionaron los noticieros de esa parte, y que hoy se considera tal vez la principal razón por las que los bomberos no han podido contener el fuego en Los Ángeles tiene nombre de santa: los vientos de Santa Ana, que de acuerdo con las autoridades han alcanzado hasta 161 kilómetros por hora en las zonas de los incendios.
Y esto tiene dos efectos que multiplican la fuerza de las llamas.
Por una parte, de acuerdo con un meteorólogo presentador del tiempo de la BBC, se trata de vientos secos que eliminan la humedad de la vegetación y facilitan que se inicien los fuegos y se propaguen más rápidamente.
Y una vez que empiezan, los mismos vientos ayudan a que se propaguen fácilmente.
Además, según el mismo experto en cuestiones climática, esto obliga a que la estrategia para apagar un incendio de esta magnitud solo se pueda basar en los hidrantes que tiene la ciudad, ya que no se pueden utilizar aviones y helicópteros debido a la fuerza de los vientos.
Ahora explicaré algo sobre estos llamados “vientos de Santa Ana”, los que ocurren cuando una gran área de alta presión se establece sobre el oeste de EE.UU., alrededor de la Gran Cuenca, un área que incluye gran parte de Nevada y Utah, Idaho y el sureste de Oregón, esto lo digo escuchando y leyendo de nuevo la explicación de un meteorólogo de la BBC.
Por su parte, una publicación del Servicio Nacional de Meteorología (SNM) estadounidense anota que estas regiones son generalmente secas y desérticas, lo que significa que allí se generan vientos secos que fluyen de este a oeste y llegan a California carentes de humedad, de paso debo agregar que este fenómeno ocurre numerosas veces durante el año.
“Un evento de Santa Ana generalmente surge durante los meses más fríos, desde fines de septiembre hasta mayo, y dura solo un par de días. Pero en raras ocasiones puede continuar hasta una semana”, dice un meteorólogo.
Así que ya se imaginan ustedes unas llamas de fuego que avanzan con una velocidad de 160 kilómetros por hora.
Lo segundo que ha motivo no poder vencer al incendio es la falta de agua, y ese problema no ha existido en Nayarit, cuando se ha incendiado el San Juan.
Uno de los problemas que han señalado los bomberos que luchan contra las llamas en los Ángeles ha sido el sistema de suministro de agua.
Debido a que no hay apoyo aéreo por los vientos y el humo, los bomberos se han visto obligados a apoyarse únicamente con el sistema de hidrantes urbanos para controlar el avance de las llamas.
Y aunque las autoridades de la ciudad han aceptado que el sistema de acueducto del que hacen parte los hidrantes funciona adecuadamente para el ámbito urbano, no son los más aptos para luchar contra incendios forestales.
“Un combate contra incendios con múltiples hidrantes extrayendo agua del acueducto durante varias horas es insostenible”, explicó en rueda de prensa Mark Pestrella, director de Obras Públicas del condado de Los Ángeles.
Y puso como ejemplo la lucha contra los incendios en la zona de Palisades.
Esta parte de la ciudad tiene tres tanques para surtir los hidrantes. El martes, cuando comenzaron los incendios, el primer tanque se vació a las 16, hora local. El segundo cuatro horas más tarde y el tercero, a las tres de la madrugada del miércoles.
A esa hora los bomberos se quedaron sin agua debido a que el consumo era mucho mayor que la velocidad con la que se podía reabastecer el tanque. Y el fuego seguía imparable.
El profesor de ingeniería ambiental de la Universidad de California Jay Lund añade que los tanques de agua en Los Ángeles están diseñados para combatir incendios localizados en casas, no en espacios abiertos.
“El apoyo aéreo es crítico para combatir el fuego y, lamentablemente, el viento y la visibilidad aérea lo impiden”, dijo el ingeniero ambiental.
Luego viene un factor que los nayaritas poco tomamos en cuenta, y como no lo sentimos todavía con fuerza, seguimos con la cultura de no cuidar a la naturaleza, en el caso de los Ángeles, con todo lo anterior, también se combinó según el corresponsal de la BBC para temas ambientales Matt McGrath lo que los científicos denominan “latigazo meteorológico”.
“Si bien los poderosos vientos de Santa Ana son el componente clave en el impulso de los incendios, las condiciones extremadamente secas han hecho que la vegetación local sea muy vulnerable a la ignición”, señala McGrath.
Los autores afirman que el cambio climático ha aumentado este tipo de condiciones de “latigazo” a nivel mundial entre un 31% y un 66% desde mediados del siglo XX.
“Con el planeta calentándose, esto significa que el ritmo de aumento de este latigazo se está acelerando en muchas regiones del mundo, no solo en California”, agregan.
Quizá es hora de tener más conciencia de lo que nos espera a los nayaritas si seguimos con esa indolencia y además con esa idiotez de permitir que vagos suban al cerro de San Juan, y en lo que ellos llaman “retos”, provocar incendios que en alguna ocasión futura terminarán siendo fatales como hoy ocurre en Los Ángeles.
Uno podría preguntarse que cómo es posible que el país más poderoso del mundo, no pueda controlar un incendio en uno de sus estados, pero como ustedes ven y leyeron, los factores no son solo de entrarle al combate, sino de falta de agua, de vientos superiores a los 160 kilómetros por hora, y del cambio climático que no queremos aceptar, en fin, nadie aprende en cabeza ajena… hasta el lunes.