Hoy murió don Raúl. Cuando conviví con él, entre 1995 y 2001, en la primaria Lázaro Cárdenas, yo no lo conocía realmente. Él hacía las veces de un encargado de mantenimiento, pero era peculiar por ir vestido siempre elegante. La guayabera blanca, sus lentes, zapatos bien limpios y su carro antiguo color café lo hacían un personaje que no pasaba desapercibido. Conmigo pasó de regañarme por alguna travesura ocasional, a ser mi amigo y aconsejarme. No fueron pocos los recreos que pasé con él en alguna banca conversando de todo y de nada en particular. Era un hombre sabio, muy sabio.
Fue hasta después que salí de la primaria, ya en la secundaria y prepa, que supe que don Raúl era un artista. Pintor y escritor autodidacta, presumía ser el único escritor que había hecho un libro totalmente a mano: el libro, en verdad, estaba escrito de su puño y letra, ilustrado también con sus pinceles y cosido por él mismo.
Llegué a verlo por el café diligencias, vestido de traje y dialogando con amigos suyos, todos muy inteligentes. Don Raúl vivió en el barrio de la H. Casas, por la Zaragoza. Es uno de esos personajes que le dan vida y alma a la ciudad de Tepic. Descanse en paz.