Ya viene el 2 de noviembre,
En México el día de muertos,
Fecha en que se ponen altares,
Con fotografías de chimuelos y tuertos.
Feliz viene la catrina,
A paso muy acelerado,
Pues esta vez trae como destino,
El Congreso del Estado.
Viene a llevarse de todo,
Nomás con que sean diputados.
¡Qué le hace que sean morenos,
Verdes o de Movimiento Ciudadano.
A la primera que se topó
Allá, escondida en el breño,
Es a la diputada por San Blas
Nataly Tizcareño.
Chaparrita y muy gritona,
Le brinca en frente a la catrina,
¡Tú no me puedes llevar al panteón!
Le gritó la muy ladina.
Ya con la guadaña lista,
La muerte la escuchó con atención,
Mientras la diputada hablaba y hablaba,
Con tal de no irse al panteón.
¡No puedes llevarme contigo!
Tengo todavía muchas cosas por hacer:
Chaquetear otra vez de partido,
O ser presidenta de San Blas, no lo sé.
¡Mejor llévate a aquel gordito!
Que se esconde detrás de esos nardos,
Nomás se le alcanza a ver la panza,
Es el diputado Fernando Pardo.
A ese no lo puedo,
Respondió la muerte muy preocupada,
Aparte de estar pesado,
Es un cuate que no hace nada.
Da lo mismo si lo dejo o me lo llevo,
¡Nadie se va a dar cuenta!
Pues ese diputado es de las personas
Que ni hiede ni apesta.
Mejor cállate y vente conmigo,
Vamos a un lugar muy especial,
Donde también hay manglares y costa,
Como en el puerto de San Blas.
Allá va la muerte andando,
Cargando a Nataly en su costal,
Gritando y pataleando,
Diciendo que ella se quiere quedar.
Sigue caminando la muerte,
Y se topa con la diputada Georgina López Arias,
¡Pero qué mala suerte!
Gritó la calaca apesadumbrada.
Sorprendida por la reacción,
la legisladora verde preguntó
¿Por qué dices que tienes mala suerte?
¿Qué fue lo que te hice yo?
Tú nada, muchacha, apenas te conozco,
Pero sé muy bien quién es tu patrón,
Y yo al notario le debo mucho
Pues en su sexenio llené panteón tras panteón.
¡Si tú supieras cómo lo extraño!
En su gobierno sí que trabajé y trabajé.
Llovió parejo y nos mojamos todos:
Fueron miles las almas que en esos años me llevé.
Salúdamelo mucho, por favor, diputada
Dile al patrón, allá en la Mololoa,
Que, en mí, sigue teniendo una aliada
¡Pa ‘lo que al señor se le ofrezca!
Por lo pronto, no te voy a hacer nada,
Ve y sigue en paz tu camino,
Nos vemos el próximo día de muertos,
Y no olvides darle mis saludos a tu padrino.
Siguió triste la catrina, pues hasta ahora le había ido mal,
Cuando de pronto le cambia la suerte:
Vio de lejos a Nadia Bernal
Lo que dibujó una sonrisa chimuela en la muerte.
¡Tú no te me escapas!
Le gritó la huesuda a la diputada
¡Total, ni haces nada!
Más que subir selfies y decir que trabajas.
Ni creas que no te he visto,
Que no sabes ni leer,
A las sesiones sólo te presentas
Para aplaudir y para comer.
Te aburren los temas de interés social,
Tú vas a las sesiones por los vasitos de cacahuates,
También pa cobrar la quincena
Y pa cotorrear con tus cuates.
Tú sí no te me escapas,
Conmigo te voy a llevar,
Antes de que te acabes los cacahuates del Congreso
O de que vuelvas a chaquetear.
Y allá va la diputada Nadia,
Subiendo selfies adentro del costal,
Diciéndole a la gente
Que desde el camposanto ahora sí va a trabajar.