La gente cree que cierta fauna de “opinadores” son periodistas y no lo son. Somos una fauna de todo tipo y raleas.
Existe mucho tipo de gente que medra en el medio, pero que a mi juicio no son periodistas.
Identifíquenos.
Unos son abogados que le entraron a escribir para amedrentar jueces y ministerios públicos. Usaron los medios para litigar.
Otros los que pegados a politicos y partidos, comenzaron haciendo boletines o repartiendo chayotes y le agarraron gusto. Los medios digitales les dieron una tribuna para proferir sandeces a la menor provocación.
Están algunos vivales que usan las redes sociales para “opinar” succionando glandes de interesados en golpear o alabando a otros.
Luego, la fauna ratonil que vivió cerca de medios o dueños de periódicos y que sin tener el menor rudimento cultural, deambulan en conferencias de prensa, restaurantes habituales de políticos, eventos de todo tipo, pidiendo apoyos.
Los jóvenes que balbucean a duras penas frente a micrófonos de la radio y nos inundan de zafiedad, vanalidades y palabrotas que son, para la masa radioescucha, “divertidas”.
Ah y los influencer, casta de bembos que ante la carencia de verdaderos modelos, impostan su presencia y hacen de ujieres y corte de poderosos y famosos. El reino del conocimiento de Wikipedia y googleado.
También los sobrevivientes de la extinción de los medios escritos, quienes no vieron acercarse al meteorito y no supieron evolucionar a los medios virtuales.
Y los que como yo, fracasamos en otras áreas y los periódicos nos dieron cobijo ante la ausencia de gente que supiera las vocales.
Por último, los verdaderos periodistas, hechos en la fragua del linotipo, de las escuelas de comunicación, los nacidos en imprentas y veteranos de la rotativa.
Una corte de los milagros.
Saludos en su día a los periodistas.