Dispuesto Hernández Escobedo a aclarar paradas ante denuestos
Soy foco de atención porque alzo la voz en defensa de la universidad
Luis Manuel Hernández Escobedo muy de acuerdo está en que a la Universidad Autónoma de Nayarit le hacía falta una sacudida como la actualmente provocada por el gobierno federal, porque con base en sus efectos resultarán cambios vitales para el buen desarrollo de la institución de educación superior.
Coincide con las acciones llevadas a la práctica por “mi presidente Andrés Manuel López Obrador, porque bien es sabido que soy partidario de la cuarta transformación. Para bien de todos, primero los pobres”. Pero además el secretario general del SETUAN, con el debido aplomo político, sostiene que no se subirá al ring pese a declaraciones en su contra por Antonio Echevarría García, gobernador de Nayarit. “A él deben mantenerlo bien informado para que no ocurran esos exabruptos sin ninguna razón de ser”.
Es el foco de atención, el personaje causante de todos los males que llevaron a estallar la crisis por la que actualmente atraviesa la Universidad Autónoma de Nayarit y que desembocó en la huelga que tiene como principal objetivo el pago de salarios y prestaciones. Le advierto que lo anterior es la apreciación de muchos, sobre todo de quienes hacen uso de las redes sociales en boga.
Hernández Escobedo acepta ser foco de atención por su larga permanencia de 40 años en la dirigencia sindical, como no hay otro en cualquier sector de la UAN. Pero sostiene que lo califican “porque siempre alzo la voz en defensa de la universidad”. Se ufana de conocer la situación de la universidad desde sus entrañas, en todos los órdenes, mejor que nadie por su prolongada estancia en el seno de la alma mater.
Considera que lo mal juzgan como apostador en casinos, gallero, tahúr, bohemio de afición, asistente a mundiales de futbol y muchas más lindezas, pero se duele no se diga cuál ha sido su actitud y contribución a la universidad, ello lo cree importante. “Porque hay quienes dicen que yo mando aquí, porque soy el único que levanta la voz”. A manera de justificación, Luis Manuel explica que los trabajadores únicamente tienen tres votos en el consejo general universitario. Desde 1976 como sector los sacaron del consejo y a reuniones de éste solo asiste una representación gremial. Él es consejero de hace 40 años de manera ininterrumpida. “He sido parte fundamental del debate universitario”.
Su máxima ambición ha sido tratar de ser lo más cercano a un sindicato. Durante 42 años de existencia del SETUAN, al través de contrato colectivo se ha buscado el bienestar de todos sus agremiados, necesario para cumplir funciones sustantivas de la universidad. No se trata de saquear, expresa Luis Manuel. El promedio salarial es de 13 mil pesos, logro producto de una lucha de muchos años, aunque no es la panacea.
Los profesores y trabajadores universitarios no pueden ser calificados como gente fifí, sentencia el dirigente sindical. Sin embargo, dice que no puede evitar la existencia de personal que no tiene compromiso, mística ni sentido de pertenencia. Hay en estos momentos el compromiso ante la SEP de realizar análisis puntual de cada área de trabajo, llevado a cabo en coordinación con Francisco Haro, titular del sindicato de personal académico, para descubrir dónde falta o sobra personal con el objetivo de reorientar adscripciones, movilidad, plasmados en la Ley Orgánica, Estatuto de Gobierno y Reglamento de Personal Académico desde el intento de reforma en año 2000 por el rector Francisco Javier Castellón. Reconoce que no se llevó a la práctica.
Con el actual cambio de régimen, prometido por el presidente López Obrador, se dará paso a la nueva escuela mexicana que implica la modificación de leyes de la educación, por eso está en tránsito reformas a la Ley de Educación Superior para cumplir con preceptos constitucionales: gratuidad, obligatoriedad y universalización. “A ese barco nos tenemos que subir, a fuerza. Vamos a recomponer cosas, y lo que esté mal, tratar de resolverlo, que no quede sólo en buenas intenciones, hay que hacerlo”.
Está dispuesto Hernández Escobedo a aclarar paradas ante aquellos que lo denostan por los diferentes medios, demostrarles que están en un error. Explica que en la anterior legislatura, de la cual formó parte como diputado del PRD, llevó el talón de su cheque universitario para aseverar que el 70 por ciento de su salario comprende prima de antigüedad, que en el periodo del rector Francisco Alberto Rivera Domínguez autorizó la Federación. Con base en derecho ganado hubo quienes se jubilaron a los 25 o 28 años. Hoy, por parejo, debe ser a los 35 años de antigüedad.
Sobre el fallido fondo de pensiones, Luis Manuel puntualiza que la SEP desde 2007 a la UAN le empezó a autorizar plazas administrativas hasta llegar en la actualidad a contar con dos mil 300, mientras que trabajadores en activo solamente son dos mil 135, donde se incluye a los del Instituto “Mártires 20 de Febrero” y la clínica dental, señalamiento que hizo la ASEN (Auditoría Superior del Estado de Nayarit), pero yo lo digo públicamente.
Sobre versiones de privilegios al SETUAN, Hernández Escobedo detalla que la Auditoría Superior de la Federación solicitó formalmente cantidad del recurso público que la Universidad entrega al sindicato, mismo que asciende a 15 millones 300 y tantos mil pesos. Y luego dicen: esos son para que Luis Manuel los gaste. No. Son para el pago de seguro de vida colectivo (siete millones de pesos), pago de uniformes a los trabajadores (seis millones de pesos), pago de lentes, pago de ortopédicos, apoyo para materiales a la clínica dental, pago a actividades deportivas, así como sociales…invita a leer la Ley de Transparencia sobre obligaciones de los sindicatos que reciben recursos públicos, la nueva Ley de Justicia Laboral sobre reelección de directiva y el derecho de los trabajadores a la remoción de ésta en cualesquier momento.
Cuestionan que la UAN imparta educación básica (primaria y secundaria) y preescolar. He dicho mil veces que no es la universidad sino el sindicato, a partir de una conquista laboral que se construye desde hace muchos años. Hace 32 años, la señora Paloma Cordero de Delamadrid nos apoyó en la gestión para que el gobierno federal nos autorizara un CENDI. Como en el terreno del sindicato los técnicos consideraron no viable la construcción del edificio, se logró anuencia del rector Salvador Villaseñor Anguiano para edificarlo en espacio de la universidad, centro laboral de los propios trabajadores. Qué mayor seguridad para madre trabajadora, académica o administrativa la que su hijo reciba desayuno, comida y colación, pero además obtenga educación integral. Fue nuestro primer avance. Cumplimos el compromiso de honrar la memoria de nuestros padres fundadores que sostenían la idea de que algún día habría el universitario desde los 45 días de nacido hasta el doctorado.
Fotografía tomada de Facebook