Los efectos de la cruda:
¿Neo periodistas virtuales?
por: Héctor Gamboa Soto
Tengo casi 16 años involucrado directamente en el periodismo. Es poco tiempo comparado con algunos de los decanos de la profesión, como los señorones Oscar González Bonilla, Ezequiel Parra Altamirano o Brígido Hernández Guillén, entre otros.
Aprendí, principalmente de Miguel Angel Vargas y mi compadre Rene Ruiz, los recovecos de la profesión
Sin embargo, desde niño viví entre imprentas y trabajadores de los medios, pues mi padre tenía un periódico pequeño llamado El Argos, en Acaponeta.
Es un antecedente y una disculpa.
Creo que en años y años de bregar en los medios, las cosas no han cambiado mucho.
La gran mayoría de los medios, escritos, electrónicos y hasta virtuales, están entregados o al gobierno sea de color que sea, o a los intereses de los dueños, quienes militan bajo la ideología de Frida Kahlo y de Diego Rivera o Miguel Hidalgo, que adornan papeles emitidos por el Banco de México.
Las cosas se muestran con mayor crudeza en épocas pre y electorales.
Los ladridos pagados por tirios y troyanos son frecuentes. Todo al trasluz del cristal con que se mira.
Benditas sean las redes sociales, que, aunque no escapan al lodo que todo lo salpica, por lo menos dan la oportunidad de decir las cosas que uno piensa, sin otra barrera que la conciencia del que emite la opinión.
En ellas opinan desde los que lo hacen desde atarjeas oscuras y hediondas, hasta los que desde algún parnaso, creen que son semidioses, que al igual que Prometeo, traen la luz de la verdad.
Las redes nos igualan en el derecho a dar a conocer nuestra opinión, por lo que el oficio de periodistas se lo disputan ahora (Al parecer desde siempre) analfabetas funcionales, diletantes, pendejos con iniciativa, extorsionadores y alfiles de grupos políticos.
Amén de cualquier idiota que prófugo de otros quehaceres que ahora se dice “periodista”, encontró un nicho de oportunidad en evacuar excrecencias en la web.
Contra ellos competimos los periodistas profesionales. Lucha desigual e injusta, sin embargo válida.
“Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos rápidamente eran silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles”, afirmó Umberto Eco.
Agregó: Si bien “la televisión había promovido al tonto del pueblo, ante el cual el espectador se sentía superior”, el “drama de Internet es que ha promovido al tonto del pueblo como el portador de la verdad”.
Alí Chumacero lo dijo con otras palabras y contexto: “Contrario a lo que la gente cree, que los pendejos no piensan, están muy equivocados. Si piensan… Pero piensan puras pendejadas”!!!
Pero siempre es mejor decir las cosas que callarlas.
En uno está discernir entre el mar de opiniones, lo que se ajusta a nuestro criterio, a nuestra aproximación a la verdad, esa entelequia.
Viva la libertad de expresión!!
Un saludo y después de la diarrea verbal, me voy al bar don Toño.
Fotografía tomada de Internet