Damián Ortega: arte mexicano contemporáneo con reconocimiento mundial
Me fue mucho más fácil exponer en el extranjero.
En México no he podido exponer en ningún museo.
Por: Nallely Sánchez Jiménez.
Tomado de: Newsweek
Diversas palabras muy concretas vienen a la mente cuando se mira alguna pieza de Damián Ortega: deconstrucción, tiempo estático, fragilidad, necesidad de conjunción… Este artista mexicano ha logrado imprimir en cada una de sus obras un estilo propio que lo ha llevado a exponer en diversos países, en museos tan importantes como el Institute of Contemporary Art, Filadelfia; Kunsthalle, Basel; Tate Modern, Londres; Museu da Arte Pampulha, Belo Horizonte, Brasil; The Ikon Gallery, Birmingham; Museum of Contemporary Art, Los Ángeles; Centre Pompidou, París; Institute of Contemporary Art, Boston; Barbican Curve Gallery, Londres… y varios más.
En 2003, la Bienal de Venecia eligió como curador al consolidado artista Gabriel Orozco, quien a su vez invitó a Damián Ortega a la exposición que cambió su vida con Cosmic Thing, una pieza en la cual penden de unos delgadísimos hilos de acero cada una de las partes que conforman un clásico “vocho” (sedán Volkswagen) que marcó a varias generaciones tanto en México como en el mundo.
Posteriormente Ortega vivió en Brasil y después en Berlín, Alemania, donde le otorgaron una beca con la que siguió trabajando y presentando sus piezas en Europa y Estados Unidos, y con ello cosechó un mayor reconocimiento, paradójicamente, más que en su propio país natal.
“Es curioso, en mi caso me fue mucho más fácil exponer en el extranjero que aquí [en México]. No he podido exponer en ningún museo. En el país no hay los canales para crecer, es difícil mostrar el trabajo en los ámbitos burocráticos, entre pugnas internas”, declara.
Y es que, para los artistas, el éxito y la remuneración económica no son fáciles de conseguir: “En la escuela de artes entran 60 y salen uno o dos cada generación. Es muy difícil estructurar la carrera para vivir de ella, al principio cuesta mucho. Toma tiempo tener un cuerpo de obra que se pueda mostrar, y encontrar tu propio camino y lenguaje, y mucho más cuesta buscar los contactos y espacios en los museos. Sin embargo, también es una carrera que da muchas satisfacciones, es algo muy personal el mantener siempre el gusto por el trabajo, lejos del reconocimiento y lo que clásicamente se define como éxito”.
Ortega involucra constantemente la palabra cosmogonía en sus obras porque, de acuerdo con el artista, “es una forma para hablar de los mundos arcaicos o históricos, y para entender todo el universo que es tan complejo en relación con el espacio, la política o lo humano. En todo se requiere de una armonía y una correlación entre las fuerzas que las determinan. Sigo entendiendo el mundo de una forma articulada que se complementa en sus elementos”.
En sus inicios fue caricaturista político, pintor y editorialista, por lo que considera que el ser humano debe experimentar constantemente y explorar su esencia y función: “Hay una fragilidad y una vulnerabilidad que tienen mucho que ver con el temperamento humano, pero también la voluntad de construir y de buscar soluciones alternativas, no siempre las ideales, pero una voluntad constructiva”.