Por: Saúl Enríquez.
No me pregunten cómo pero llegué al área de juegos de BurgerKing tremendamente concurrida…
Me asusté. Ademas que a mi las aglomeraciones de gente me ponen de mal humor, observe una serie de comportamientos y conductas que hacen perder hasta el más optimista, fe en la humanidad.
Niños que se empujaban por ser los primeros en subir, niños desde los 2 hasta las 14, sin tener la mínima consideración hacía el otro (un anuncio ignorado decía que la estatura máxima era de 1.20 m), … los padres sentados, perdidos en sus aparatos, dos señoras con muchos kilos de más hablando de sus aventuras sexuales mientras una niña de tres años engullía una hamburguesa, una pareja peleando. Los gritos de los niños cada vez altos. Una señora con una corona de cartón grabando a su hija de 7 mientras bailaba reagetón con movimientos sexuales. Un aciano triste comiendo solo, gente que se levantaba de su asiento sin recoger su desorden… En Fin, por supuesto a los 5 minutos salí con Romina de ahí, y ella que normalmente reclama el fin del juego, salió sin chistar…
Leí hace tiempo en un reportaje, que la comida tiene mucho que ver con el comportamiento que ahí observe, no lo sé de cierto…. Pero quiero pensar, que como cualquiera de nosotros, esas personas tienen otros comportamientos que generan un bien común, quizá esa señora gordita atiende una fonda que da alegría a sus comensales, quizá entre esos niños esté un próximo gran científico, O un gran atleta, quizás la pareja necesitaba explotar para mejorar su relación… no lo sé, pero siempre me gusta pensar que no todo está perdido, y que todos buscamos lo mejor que podemos para nuestras vidas y la vida de los otros… pero que definitivamente no se encuentra en BurgerKing.
