¿Solicitará licencia la diputada Magdalena Lora?
Cada nueva legislatura es un espacio para una enorme compilación de historias, anécdotas y pifias que llegan a enriquecer el folklore político local. Cada tres años se repite, de manera irremediable el círculo. Tres decenas de personas entran al Poder Legislativo sintiendo que son mejores que los que se acaban de ir y que son ellos los depositarios de las esperanzas ciudadanas para gobernar, eventualmente, los municipios de los que son originarios. cada tres años, sin embargo, ocurre lo mismo: apenas 3 o 4 alcanzan a ganar las presidencias municipales con las que soñaban y ahora, gracias a las reformas constitucionales que permiten la reelección, algunos vuelven a sobrevivir un periodo más en el congreso, a manera de premio de consolación. El resto, la inmensa mayoría, deben innovar, casi siempre apostando por modestos emprendimientos dignos sí, pero muy distantes de las expectativas y la arrogancia que durante el cargo ostentaron.
La recién instalada XXXIV Legislatura, presidida por el señor Salvador Castañeda Rangel -aunque ya se sabe bien quienes mandan en realidad-, no tardó mucho en ofrecer su primera historia. Y es que, ha trascendido en los pasillos del recinto legislativo que la diputada por el Verde Ecologista, Irma Magdalena Lora Briseño, estaría siendo obligada a solicitar licencia a su nueva responsabilidad. La presión vendría, nada más y nada menos que de la dirigente de ese instituto político, la senadora electa Jasmine Bugarín, quien le habría pedido su dimisión a la novel diputada con el objetivo de instalar en esa curul a Juan Manuel Hermosillo, el excandidato a diputado por el distrito correspondiente a Xalisco.
La intención detrás de esta jugada podría ser la de tener en Hermosillo un cuadro listo para competir en el 2027, mismo que pudiera ser redituable para el partido y para el propio proyecto personal de la senadora. No está fácil: el excandidato a la alcaldía de Xalisco por Movimiento Ciudadano no es quien seguiría en la lista si se confirmara la solicitud de licencia, por lo que sería necesaria una nueva presión a otra integrante de ese instituto político. Me dicen que se trata de un asunto ya planchado aunque, en lo personal, me resulta todavía increíble.
La verdad, no tardaremos en conocerla los nayaritas, toda vez que el Congreso debe sesionar esta semana y, seguramente, en el orden del día de dicha sesión sería incluida la solicitud de licencia de la diputada Magdalena Lora.
Lo anterior, sin embargo, resulta irónico. Apenas el pasado 9 de agosto, la propia senadora ojiverde canceló su asistencia a una reunión convocada por diferentes organizaciones civiles que fueron firmantes de los Acuerdos de Bellavista. En el lugar, algunas damas pertenecientes a una agrupación de mujeres hablaban sobre cómo la senadora argumentó que no asistiría a dicho foro pues se sentía violentada políticamente por la invitación de última hora que se les había hecho. Además, invitaba a no asistir al mismo, como muestra de sororidad.
Esta semana sabremos si la historia es real y la diputada Magdalena Lora es víctima de un acto de verdadera violencia política en razón de género o tan sólo se trató de un malentendido. De confirmarse la historia -lo que sabremos seguramente hoy mismo-, tendríamos la primera pifia de esta legislatura que, al menos ha tenido la virtud de no autocalificarse como histórica. Valdrá la pena estar muy pendientes.