Represiva la policía de la alcaldesa Geraldine
Nayarit Altivo
Terminó el partido de futbol entre Pancho Villa y Espinazo del Diablo –dos a uno, ganó el primero- en la cancha de la unidad deportiva de Infonavit El Mirador. Al lugar se dieron cita familiares y amigos de jugadores de ambos equipos, así como cantidad de aficionados.
El espacio que forma parte de la unidad habitacional de Infonavit El Mirador, en rehabilitación material, fue provisto de tribunas, empastado el campo para la práctica del futbol, alumbrado, mejoras en sanitarios y en los sitios para la práctica de voli y basquetbol, así como alambrado que circunda en su totalidad el terreno de su asentamiento. Estos parques públicos juegan papel elemental para el desarrollo físico y emocional, además son buenos sitios de diversión y esparcimiento. De su mantenimiento y conservación hay un encargado.
Espectadores abandonaron el lugar, mientras que un grupo de amigos, habitantes de la unidad y colonias aledañas, se concentraron en camino a la salida. Bebían cerveza, enfrascados en charlas de diferentes tópicos, menos en lo referente al partido de futbol que acababan de presenciar. Asuntos de la vida común que en esos momentos encuentran natural desfogue.
El responsable de echar llave a la puerta de la entrada principal, comedidamente apuraba a sus amigos para desalojar el sitio. Iba el grupo como de diez hacia la salida cuando es interceptado por buen número de hombres y mujeres policías del municipio de Tepic. Hacen uso de la fuerza y los obligan a replegar con las manos sobre la nuca. Tras la comprobación de que no portan arma alguna, son todos debidamente esposados.
La mayoría no se hallaba en estado de ebriedad, era buena su función mental por ello con asombro preguntaban a los representantes de la autoridad qué delito habían cometido para ser tratados como el peor de los delincuentes, pues contra ellos se usó la fuerza policíaca. El argumento de los represores fue que en su poder tenían ocho llamadas de habitantes de la zona pidiendo intervención por escándalo. Lo cual es una vil mentira, sólo argumentación para justificar la detención arbitraria, dijeron.
De la unidad son sacados a empellones y trepados a seis camionetas, según narración de propios afectados. Los trasladaron a la cárcel municipal y en el largo trayecto exhibidos por las calles como peligrosos delincuentes. Los transeúntes que los conocían además de sorpresa, exclamaban asombro y en ellos surgía la interrogante sobre el delito que cometieron.
Los alojaron en mazmorras sin mayor comunicación. Para su fortuna hubo vecinos que se dieron cuenta de la acción represiva y de inmediato a los familiares informaron de lo ocurrido. Fue de esa manera que cubrieron lo respectivo a multas de los 400 pesos, pasando por 700 hasta llegar a 900. Es decir, por haber cometido una supuesta falta la obligada sanción fue en cantidad diferente, pero calculan que cuando menos dejaron al municipio seis mil pesos. Después de casi ocho horas de arresto, alrededor de la medianoche del domingo anterior obtuvieron su libertad.
Los afectados, entre los que se cuentan de oficio cerrajero, mecánico, taxista, carnicero, albañil, sastre, consideran que utilizar la fuerza pública en su contra no fue la mejor manera de actuar de la policía, cuando es que algunos elementos de la municipal de Tepic que habitan en dicha unidad les confirmaron que la corporación tiene la prevención dentro de sus primordiales funciones. Inmovilizarlos mediante la colocación de esposas no fue lo adecuado, en virtud de que no se trataba de peligrosos delincuentes.
Pero además, los trabajadores que fueron víctimas de la policía militarizada presumen que les pusieron el dedo. Creen que el responsable de ello fue un vecino de la Unidad Habitacional Infonavit El Mirador, cuya residencia tiene cercanía con el campo deportivo. Es un personaje que prestó servicios al ayuntamiento de Tepic durante los gobiernos de Polo Domínguez y Javier Castellón. Lo suponen, no lo saben de cierto.
Por ello y otras cosas más, consideran que la presidente municipal de Tepic, Geraldine Ponce, aliada de los intereses políticos de la cuarta transformación, nada le interesa más que reprimir con cárcel y exprimir económicamente al pueblo pobre, mientras los fifís que desde el ayuntamiento ella representa se hacen más ricos.