El virus ha contagiado ya a 20.000 personas y ha provocado 7.800 muertes en el último año en Sierra Leona, Liberia y Guinea.
Por: Carlos Fresneda
Tomado de: EL Mundo
Pauline Cafferkey, la enfermera británica que contrajo el ébola en Sierra Leona y fue diagnosticada esta semana a su regreso a Glasgow, ha entrado en “estado crítico” en la unidad de aislamiento del Royal Free Hospital de Londres en donde permanece ingresada.
Los médicos que la atienden admiten que su situación “se ha deteriorado gravemente en los dos últimos días”. La enfermera está siendo tratada con plasma del enfermero William Pooley, que se recuperó en apenas dos semanas en la misma unidad del hospital, gracias a un tratamiento con el suero inmunológico experimental Zmapp (el mismo que recibió la enfermera española Teresa Romero).
Pauline Cafferkey llegó a principios de semana en un vuelo procedente de Casablanca y fue sometida hasta seis veces a los controles establecidos en el aeropuerto de Heathrow para prevenir la llegada la de enfermos de ébola. Aunque ella misma expresó sus temores a haber contraído la enfermedad, en el control no le detectaron una temperatura anormal y la dejaron embarcar en un nuevo vuelo rumbo a Glasgow.
Al poco de llegar a la ciudad escocesa, ingresó en Urgencias del hospital Gartnavel con alta fiebre y vómitos, los síntomas más evidentes del virus que ha contagiado ya a 20.000 personas y ha provocado 7.800 muertes en el último año en Sierra Leona, Liberia y Guinea.
La enfermera fue trasladada al día siguiente a la unidad especial de Royal Free Hospital, mientras la doctoral Sally Davies -máxima autoridad sanitaria del Reino Unido- ordenaba una revisión a fondo de los protocolos para prevención del ébola, incluida la posible imposición de cuarentenas a los trabajadores sanitarios de “alto riesgo” a su regreso, tal y como ocurre en Estados Unidos.
Los 170 pasajeros de los dos últimos vuelos tomados por la enfermera han sido entre tanto localizados y están pasando por análisis médicos, aunque las autoridades advierten que los riesgos de contagio son mínimos, pues el virus se contrae por contacto directo con la sangres o con los fluidos.
Pauline Cafferkey, de 39 años, viajó como voluntaria a Sierra Leona el pasado otoño con la ONG Save the Children, que ha decidido abrir también su propia investigación para determinar cómo se produjo el contagio. La propia enfermera cree que pudo haber contraído la enfermedad durante una ceremonia religiosa de Navidad en la que mantuvo un estrecho contacto con los feligreses: “En Sierra Leona, todo el mundo se abraza y se saluda efusivamente”.