¡No más desaire para artistas!
De lo que voy a hablar en esta publicación no es una novedad en Nayarit.
¿Cuantas veces hemos escuchado de la “falta de oportunidades y valor para la cultura” en nuestro estado?
Hace unos meses se formó un grupo a cargo del maestro Rafael Alfredo Almanza Aguilar quien reclutó músicos instrumentistas y cantantes profesionales para la formación tentativa de la Orquesta Sinfónica y Coro del Estado, especialmente para un evento que se realizó el día de hoy, y que por supuesto no tendría remuneración alguna.
Se tuvieron que hacer algunos arreglos musicales para algunos instrumentos así como diversas actividades de preparación previa antes de comenzar con los ensayos donde también se integrarían varios grupos de danza, una banda y un mariachi.
Más tarde comenzaron los ensayos que fueron de lunes a viernes de 6 a 9 P.M. incluso hasta 10 de la noche. La mayoría de las personas invitadas somos personas que trabajamos y tenemos diferentes actividades. Tuvimos que adaptar nuestros tiempos para poder asistir a ensayar. Después tardes dedicadas a la formación de este evento el cansancio se hizo evidente.
El día se acercaba y ayer nos citaron a la prueba de sonido, donde nos hicieron esperar más de 3 horas para hacer la prueba, ya que cuando llegamos apenas estaban montando todo.
Hoy evidentemente nos hicieron esperar otra vez para que el evento diera inicio.
Se realizó el programa conforme al protocolo y al finalizar darían paso a la intervención musical y de danza.
Finalizaron los discursos y palabrería, dieron las gracias, se apagó la transmisión en vivo y las personas se empezaron a retirar y quienes no lo hicieron se tomaban fotos y platicaban.
Al final tuvimos que tocar encima de muchas voces y personas que no nos ponían atención y de asientos vacíos, las horas invertidas ya no habían valido la pena.
Sigo sin entender entonces cuál fue el motivo de la invitación o si lo que querían era música de fondo.
No es la primera vez que me pasa, pero hoy me atrevo a hablar porque quien organizaba parecia saber el esfuerzo y tiempo que esto requiere, porque lo expresó en uno de esos choros mareadores donde también nos pedía dar lo mejor. Sentí una rabia, vergüenza decepción e indignación, tanta que estuve a punto de bajar del escenario pero no lo hice por respeto a todos mis compañeros músicos maestros y bailarines.
Con esto me atrevo a hablar por mis compañeros artistas, a partir de ahora no podemos permitir seguir regalando nuestro trabajo, y más a quienes no lo valoran.
El nuevo gobierno en el área de cultura entró con el pie izquierdo.