El presidente Peña Nieto, en jaque a dos años de gobierno
Se centra, obligado, en la seguridad, tema que esquivó para cambiar la imagen del país
La oposición y los ciudadanos, escépticos con sus últimas medidas anunciadas
Por: María Verza. Tomado de EL MUNDOEscépticos. Así están los mexicanos ante las nuevas promesas de su presidente, Enrique Peña Nieto, quien, según el influyente ‘Economist‘, ha perdido el rumbo. Cuando cumple dos años en el poder, Peña pasa por sus horas más bajas: crisis social, económica, de seguridad… Y muchos hoy volverán a salir a la calle para mostrar su hartazgo y reclamarle que se vaya.
Atrás queda la etapa de reformas estructurales -muchas a medio ejecutar todavía- tan alabadas por la comunidad internacional como polémicas en el interior del país. Ahora, el presidente ha tenido que reordenar su prioridades porque “la agenda de seguridad fue ampliamente insuficiente”, como reconoció el jefe de la oficina de la Presidencia, Aurelio Nuño, en un encuentro con corresponsales extranjeros.
En este ámbito, las acciones más destacadas fueron fuertes despliegues de fuerzas en Michoacán y Tamaulipas y la puesta en marcha de un nuevo cuerpo policial el pasado verano, cuyo alcance todavía se desconoce.
Pero también parece insuficiente el paquete de medidas destinadas a reforzar el Estado de derecho y la seguridad anunciadas el jueves pasado porque las críticas no se hicieron esperar, tanto desde los partidos de oposición como desde la sociedad civil. Fueron tan unánimes que, al día siguiente del discurso, el propio Peña tuvo que dar la razón a quienes decían que había anunciado propuestas viejas. “Varios temas de los que anuncié pudieron haber sido postulados en el pasado. Sin embargo, ninguno es una realidad. (…) Estamos comprometidos a cumplirlos todos”, dijo. Pero no dijo cómo, la gran duda de propuestas importantes que han fallado en otras ocasiones, como la de la reestructuración de los cuerpos policiales locales bajo un mando único estatal.
Crecen las dudas y no hay respuestas
Por eso las dudas crecen. Y Peña Nieto las alimentó al no ofrecer respuestas. No hubo contundencia, no hubo cambio de tono, no hubo dimisiones, no hubo autocrítica, coinciden la gran mayoría de analistas. Un ejemplo es que hablara de medidas anticorrupción pero ni una sola referencia a la polémica de la ‘casa blanca’ (la vivienda de su esposa que esta a nombre de una constructora que tuvo jugosos contratos cuando él era gobernador) lo que hubiera demostrado que estaba dispuesto a predicar con el ejemplo.
Tampoco hubo explicaciones o compromisos concretos en el ‘caso Iguala’. De hecho, aunque hubo 800 invitados al anuncio del presidente, las familias de los 43 estudiantes de la escuela Normal Rural de Ayotzinapa desaparecidos no fueron invitadas. Ellos también calificaron las propuestas de “insuficientes” y recordaron que un Plan Nacional de Búsqueda (como el anunciado por Peña el pasado jueves) ya había sido presentado el 9 de julio de 2014 y no impidió la desaparición forzada de sus hijos.
“Pareciera ser que el Gobierno no hace más que reeditar el mismo producto con un nuevo envoltorio”, dijo el director para las Américas de Human Right Watch, José Miguel Vivancos. “La efectividad del Gobierno está en su capacidad de mostrar resultados, y no en los anuncios y promesas de lo que va a hacer, que en teoría debía ya haber hecho.”
Un dirigente cuestionado internacionalmente
Pero esos resultados faltan y la comunidad internacional observa a un presidente que llenó portadas como ‘el Salvador de México’ (‘Time’) y ahora está más que cuestionado por su compromiso con los derechos humanos.
La incertidumbre y crispación actual pasan, además, factura a la economía, prioridad absoluta para el presidente Peña Nieto durante estos dos años. Lo dijo el Banco de México cuando redujo las previsiones de crecimiento del 2,8% al 2,5% para este año. “México no crece porque la inversión privada es poca y la del Gobierno incluso se encuentra en ‘números rojos'”, explica el periodista económico Eduardo Esquivel.
Las manifestaciones, sin embargo, amenazan con continuar porque bajo el grito de “Justicia para Ayotzinapa” o “Fue el Estado” se suman nuevos abusos y dudas sobre la actuación de las fuerzas de seguridad. De hecho, los padres de los 43 desaparecidos pidieron al Gobierno que investigue a la Policía Federal y el ejército sobre su posible colusión en el crimen, porque tienen sospechas.
Además, las denuncias continúan. El sábado quedaron en libertad sin cargos 11 activistas encarcelados en una prisión de máxima seguridad hace una semana por participar en los disturbios de la manifestación del pasado 20 de noviembre. Al margen de lo extremo de la detención, el auto de liberación demuestra que las acusaciones fueron infundadas porque los testimonios de la policía eran inverosímiles, sin pruebas y no se ajustaban “a las reglas de lógica básica”. Los jóvenes ya han anunciado que exigirán responsabilidades porque, dicen, fue un claro intento de criminalizar la protesta social mayoritariamente pacífica y en la que suelen llegar infiltrados del gobierno para generar violencia y justificar la represión policial.
Este abuso que se une a la detención arbitraria de otro estudiante el pasado fin de semana durante unas horas, Sandino Bucio, de la Universidad Nacional Autónoma de México, a manos de agentes federales que le amenazaron con ‘desaparecerlo’ como a los de Ayotiznapa. La Comisión Nacional de Seguridad anunció el cese de los agentes implicados, que están siendo investigados.