¿Y EL GOBIERNO KAMIKAZE?
Muchas veces le escuché al doctor Navarro la frase que hoy ha vuelto slogan de gobierno en el sentido de que a veces, es necesario “ser un Kamikaze”, “un suicida”. La usaba para argumentar que, cuando algo valía la pena, arriesgar la vida era parte del precio a pagar, especialmente cuando se trata del bienestar de un pueblo. Cada que lo decía, se me estrujaba un poco el estómago tan solo de imaginar que algo le pudiera ocurrir. Recuerdo una ocasión especial, cuando habíamos platicado con él en el restaurante del hotel Las higueras, la tarde era lluviosa y, después de charlar con mi amiga Karla Brindas y conmigo sobre el estado y los riesgos que corría su integridad, se fue a una reunión a Santiago Ixcuintla.
Mientras nos decía adiós desde el asiento del copiloto de su CRV azul, su sonrisa me pareció llena de nostalgia. Iba manejando, como siempre, el contador Arturo Galaviz -desde mi punto de vista, su amigo más fiel-. Creo que aquella tarde lo admiré más de lo que ya lo admiraba. Ya no era diputado federal y su proyecto político parecía destinado al fracaso, eran los días de gloria de Ney González. Los amigos cada vez eran menos y yo entendí a cabalidad lo que significaba arriesgar todo -la vida, la integridad, los recursos económicos- por un ideal ¿qué tan grande debía ser el amor por nuestro estado como para arriesgar todo? En esos días también, creía a pie juntillas en lo genuino de sus intenciones.
Quince años han pasado desde aquella tarde. El doctor hoy usa esa misma frase para ejemplificar la supuesta valentía que significó romper con grupos de poder -sobre todo, sindicales- y son constantes en sus discursos las alusiones al riesgo que corre su vida por estas acciones. La verdad es que las palabras que antes despertaban admiración hoy son motivo de sorna. Su vida no corre peligro porque los únicos grupos que pudieran significar un riesgo para él están muy cómodos trabajando en el estado.
Perdonará usted, amable lector, la falta de imaginación, pero no veo a la familia Montenegro, a la señora Águeda Galicia o a los burócratas, maestros, universitarios, campesinos, pescadores, ganaderos y a todos los sectores a los que su gobierno ha lastimado de una u otra forma, fraguando un atentado contra el gobernador ¡Digo! Yo no estoy tan bien informado como el primer mandatario del estado, quizá él tenga otros datos de la señora Águeda. Por ejemplo, que en sus ratos libres practique tiro al blanco o los Montenegro se hayan especializado, durante estos meses, en artes marciales y eso despierte las alertas en la seguridad del gobernador. No lo sabemos, pero a simple vista, no me lo parece.
Los criminales, esos que hoy controlan casi toda la geografía nayarita y que imponen alcaldes, que se adueñan de obra pública, que influyen en la fiscalía y que se han convertido en un factor de poder real, esos sí que son un riesgo. Sus intereses, sin embargo, están a salvo en Nayarit. Hoy Huajicori vive una crisis humanitaria que tiene su génesis en los conflictos territoriales entre grupos del crimen organizado. Mientras el cobarde del presidente municipal, un tal Sergio Rangel, desmiente la crisis en su municipio afirmando que es falso que existan familias desplazadas y que haya una crisis de seguridad, los videos de jóvenes valientes pidiendo ayuda para sus paisanos -Eliza Aragón, quien recaba ayuda para llevar a los refugiados en albergues en Tecuala, Acaponeta y Tepic es un ejemplo de ello. También la denuncia que hizo hace unos días el joven Rafael Fabián Campos, desde Milpillas, quien describe en un video la situación real que viven los habitantes del municipio-, el trabajo periodístico de Karina Cancino sobre el tema y sus bien documentados reportajes constituyen una bofetada en el rostro para el cobarde mequetrefe que hace unos meses protestó como alcalde. Estos últimos son los verdaderos kamikazes, los que arriesgan todo por la paz de esa región de nuestro estado.
Su comportamiento -el del alcalde-, sin embargo, no es de extrañar. Los ciudadanos sabemos muy bien que, en el norte del estado, los diferentes partidos políticos postulaban candidatos, pero eran los grupos criminales los que los proponían y, desde luego, con quienes existe el compromiso de lealtad. Hoy, en el norte del estado, la obra pública, el cobro por licencias de funcionamiento y demás prerrogativas propias de los gobiernos municipales están en manos de la delincuencia y de uno que otro personaje político. La admisión de una crisis como esta conllevaría a llamar la atención del gobierno federal y, más por presión que por un genuino deseo de mejorar las cosas, se verían obligados a actuar. Accionar en favor de los ciudadanos sería afectar los intereses de los grupos criminales y, como bien sabemos, entre los criminales que pagan campañas y controlan territorios y los ciudadanos, la elección del actual régimen resulta más que obvia.
Hoy, el “gobierno suicida” no hace nada por Huajicori. Tal vez la seguridad de decenas de familias expuestas allá a una guerra entre delincuentes no valga la pena el riesgo. Los verdaderos valientes son los muchachos que piden ayuda a través de sus redes sociales, los que exponen la verdad de lo que ocurre, las maestras del CONAFE que no han dejado de dar clases, los ciudadanos que, en las diferentes cabeceras municipales han ofrecido asilo, comida o algún tipo de ayuda a los desplazados.
Y es que, como bien sabemos, cuando el gobierno es pequeño, el pueblo siempre se agiganta.
ESCENA POSTCRÉDITOS: Hace una semana dejé una carta al Dip. Salvador Castañeda Rangel. Le solicité proponer ante el pleno un Punto de Acuerdo de urgente y obvia resolución, con el ánimo de pedir al gobierno federal su ayuda para recobrar la paz en Huajicori y brindar ayuda humanitaria a los cientos de desplazados. Su silencio, frente a esta situación, me parece lamentable, toda vez que el titular de la XXXIV Legislatura del Congreso de Nayarit es originario de Huajicori, tierra que gobernó entre 1993 y 1996; es, además, perteneciente a los O´dam, una de las etnias más afectadas por este conflicto y, por si eso no fuera suficiente, el legislador, adicional a su responsabilidad como presidente del congreso, en esa soberanía es el representante del distrito I, mismo que comprende el territorio de Huajicori. La carta tuvo más el propósito de desahogo, pues de sobra se sabe que nada dirá el diputado Castañeda Rangel, quien para dar un paso necesita la autorización de palacio de gobierno y de la oficina de MORENA en Nayarit. Para su conocimiento, remití una copia de dicha misiva a la secretaría de gobernación, en la ciudad de México.