¿Hay razones para festejar el 107 aniversario de Nayarit?
Un día como hoy, pero de 1917, el Congreso constituyente reunido en Querétaro promulgó la Constitución nacida del movimiento revolucionario. En uno de sus artículos, el 43, se reconoce a Nayarit como una entidad libre y soberana.
¿Hay razones para festejar? Creo que más que festejo, todos los días deben movernos a la reflexión y no caer en el juego tan absurdo como ridículo de los funcionarios de todos los órdenes de gobierno que aprovechan la fecha para dar pésimos discursos triunfalistas diciendo que todo está bien.
¿Podemos festejar que nuestra entidad hoy esté en manos del crimen organizado? ¿Que en varios municipios sean los criminales la máxima autoridad, con la complacencia de los gobiernos municipal, estatal y federal?
¿Podemos festejar el creciente número de desapariciones forzadas? Algo de lo que no habla la Fiscalía, ni los medios de comunicación, pero que todos los ciudadanos podemos advertir en el creciente número de fichas de búsqueda que cada día se apoderan de los postes y paredes de la ciudad.
¿Debemos festejar la progresiva pérdida de derechos laborales de miles de trabajadores en el estado, que hoy litigan en tribunales sus derechos en lugar de gozar de ellos como en justicia correspondía? Seguramente los burócratas y maestros podrán decirnos que, más que festejar, tienen razones para luchar.
¿Podremos festejar sin sentir resquemor por los universitarios, que han sido pisoteados también en sus derechos laborales sin que haya en la rectora una defensa firme hacia sus compañeros, sólo por el temor de remover cosas que puedan llevar al rector-consorte ante el ministerio público?
¿Se puede festejar con un campo olvidado, con pescadores y acuicultores que no pueden competir contra sus pares de Sinaloa, por ejemplo, debido a que allá, los gobiernos sí le apuestan a esas actividades económicas primarias en lugar de pretender hacer negocio a costa de ellas?
No, no creo que haya muchas razones para festejar. Sí las hay para reflexionar. Nayarit no es sólo un nombre o un territorio. Nayarit es el espacio donde nos tocó vivir y conocer a los que amamos.
Para mí, es la tierra que me enseñaron a amar y defender, desde niño. Donde conocí a mis amigos, donde me enamoré de una mujer tan estresante como extraordinaria. Donde mi abuelo trabajó la tierra y donde mi mamá sirvió durante décadas enteras en el Poder Judicial. Siguiendo la idea principal del poema ‘Alta traición’, de José Emilio Pacheco: para mí, el concepto del Nayarit oficialista nada significa, pero bien podría dar la vida sin pensarlo, por muchas personas que aquí viven, por el sueño de un lugar mejor dónde vivir, por un atardecer lleno de ocres, luces y sombras, por un medio día leyendo en algún parque, por una caminata nocturna en Tepic. Eso es Nayarit para mí.